jueves, 16 de julio de 2009

Huella lunar mal vista.

Foto: NASA
Hoy hace 40 años partía hacia la Luna el cohete que llevaría a los primeros seres humanos que pisarían nuestro satélite. Yo entonces era un bebé, pero tiempo después estudiaría esta fecha histórica con multitud de imágenes y filmaciones que alimentaron mi fascinación por los descubrimientos científicos relacionados con el espacio.
Pero hay una fotografía que siempre me resultó extraña, ya desde los tiempos del colegio. Se trata de esta imagen que os pongo arriba y que corresponde a la huella dejada en la Luna por la bota del astronauta Buzz Aldrin en julio de 1969.

No sé a vosotros, pero a mi siempre me ha parecido que, más que ser un “agujero”, parece un relieve, como si la huella saliera de la superficie más que entrar en ella. Parece incluso como si fuera un molde que hubieran “puesto” sobre el terreno, cosa que no tiene ningún sentido, ni siquiera pensando desde el punto de vista conspiranoide de los que afirman que las imágenes de la llegada a la luna fueron un montaje y que se filmaron en un plató de cine.

Curiosamente, ha sido por pura casualidad que se me ocurrió girar la imagen 180º y…  ¡Sorpresa! Ahora sí que la huella tiene la apariencia que cabría esperar.

Debe ser que yo tengo los ojos mal puestos y ando viendo cosas raras por todas partes, pero es curioso que durante tantos años nunca antes haya podido verla de otro modo (y mira que lo he intentado).


lunes, 13 de julio de 2009

Ya nunca más seremos aquellos.

Leí hoy en ElPaís.com un titular que me dejó helado y boquiabierto: “Miguel Ríos dice adiós rodeado de amigos”. Mi mente se disparó y el primer pensamiento fue trágico: algo le ha pasado y se muere. ¡¡Horror!! Pero recuperé la cordura justo a tiempo para leer el subtítulo: “El rockero inicia su última gira en la sierra de Gredos”.

¿Última gira? Tan mal no está entonces… ¿Se retira? ¿Pero eso no es posible? ¿Pero qué es lo que le pasa? Y entonces, lentamente, se despertó el lado matemático de mi cerebro (una zona pequeña, lenta y con poco uso) para hacer cuatro cálculos de tremenda complejidad y descubrir así que el tiempo pasa y no perdona ni a los ídolos de juventud. Tantos años estudiando y nadie nos dijo que esa ciencia exacta pudiera hacernos sentir de pronto tan tristes y desgraciados, sin protección alguna ante la repentina visión del cruel zarpazo que el tiempo y el destino dibujan sobre nuestras vidas.

Porque, sí, es cierto que nos duele que se retiren los que son o fueron alguna vez nuestros cantantes favoritos. Pero en el fondo, seamos sinceros, lo que más nos duele es comprobar como nosotros mismos envejecemos y ya nunca más seremos aquellos quinceañeros que cantábamos sus canciones y teníamos toda la vida por delante y un mundo por descubrir.

Disfrutemos, pues, con toda la intensidad que se merece cada minuto, cada sorbo de esta vida que casi siempre es demasiado breve para poder saborear y aprender todo cuanto nos ofrece.

Foto: Miguel Ríos y Ana Belén en el primer concierto de la gira. (Alberto Ferreras)